El verano es la estación mediática de la bicicleta. Las carreras ciclistas llenan periódicos, conversaciones y retransmisiones deportivas de este medio de transporte. Podemos decir que se trata de una de las épocas doradas de la bicicleta. Existe un consenso creciente para elaborar políticas urbanas que favorezcan su uso. Además, los pedales han ganado relevancia como herramienta de aprendizaje durante los últimos años. Parece claro que la bicicleta estaciona en el aula y el profesorado la incluye de forma estratégica para sus proyectos educativos. En Heúreka estamos muy atentos a su uso en el aula y hemos querido investigar para daros unas cuantas pinceladas con el fin de que podáis exprimir al máximo el jugo que proporciona la bicicleta en el aula.
Imagina
La historia de las bicicletas es relativamente moderna. A pesar de que Leonardo Da Vinci imaginó unos planos para su fabricación en el siglo XVI, no fue hasta finales del siglo XVIII cuando se realizó un primer prototipo. El desarrollo de las ciudades y la necesidad de un medio de transporte para acometer pequeñas distancias aceleró su invención. Desde entonces la bicicleta ha tenido una carrera meteórica como elemento social. Su buen funcionamiento y la facilidad de su fabricación han sido dos factores esenciales para que la bicicleta se haya convertido en una herramienta fundamental para la producción de conocimiento. Ahora la bicicleta estaciona en el aula y los centros educativos ya constituyen un nuevo territorio conquistado por sus ruedas.
Del celerífero a los colegios: cómo se estaciona la bicicleta en el aula
La primera máquina que tenía la característica de una bicicleta fue construida por Sivrac en el año 1790. La llamó celerífero y desconocemos si intuyó la importancia de su invención. Ahora, la bicicleta estaciona en el aula con enormes ventajas para congregar diferentes asignaturas en un medio de transporte muy atractivo para el alumnado. Porque la bicicleta puede intervenir en los tres grandes ámbitos de desarrollo del alumnado, tal y como expone Beatriz Arranz en su trabajo de investigación La bicicleta como recurso educativo en los centros escolares del año 2014:
- Perspectiva conceptual: a través de toda la información que rodea al uso de la bicicleta. Por ejemplo, educación vial o la mecánica básica de su funcionamiento.
- Perspectiva procedimental: es una herramienta esencial para desarrollar la motricidad del alumnado, sin importar su experiencia.
- Perspectiva actitudinal: la bicicleta motiva al alumnado gracias a la introducción de un elemento que habitualmente ubica fuera de la escuela.
Crea
Con estas características, los docentes que nos lean ya habrán empezado a explorar mentalmente cómo vincular los contenidos curriculares con la bicicleta. Pero, como siempre, en Heúreka queremos daros algunos ejemplos, fundamentales para crear nuestras propias ideas. Siguiendo la propuesta de Beatriz Arranz, debemos introducir, en primer lugar, la bicicleta en el centro educativo. Durante una primera semana de toma de contacto con ella, el alumnado observa las diferentes partes de la bicicleta. Siguiendo los planteamientos de la capacidad saber hacer, el alumnado se enfrenta a la bicicleta y analiza en qué estado se encuentra. Se puede realizar una actividad en la que son los propios estudiantes quienes las evalúan por parejas. Pueden observar el inflado de las ruedas, la correcta colocación de la cadena… Esta observación estará guiada por el profesorado que puede intervenir e intervenir en aquellos contenidos que deben ser reforzados.
Durante ese inicio, los alumnos también estudiarán las señales de tráfico a tener en cuenta para el uso de la bicicleta. Para ello, el proyecto educativo puede vincularse con las asignaturas artísticas. El alumnado puede confeccionar sus propias señales de tráfico utilizando materiales diversos. Tras su elaboración, puede generarse un debate o una clase más tradicional, cuyo contenido principal es la educación vial. Por lo tanto, el proyecto educativo estaciona la bicicleta en el aula y, a su vez, logra expandir los conocimientos del alumnado fuera de la escuela.
Además de estos ejemplos, existen otras muchas posibilidades que dependen de la capacidad o el nivel de involucramiento de la comunidad educativa. De hecho, las bicicletas no tienen por qué utilizarse para un único proyecto educativo delimitado. También pueden servirnos para crear problemas matemáticos, físicos o de geografía.
Comparte
Por último, en Heúreka nos gusta fijarnos en la facultad de los proyectos educativos a la hora de compartirlos con otros centros educativos. En ese sentido, la experiencia de la inserción de la bicicleta en el aula tiene un amplio recorrido. Existen diversas plataformas digitales, como Wikiloc, que pueden ayudar al grupo de alumnos a comprender la naturaleza que acompaña siempre a la bicicleta. De esa forma, el conocimiento medioambiental se suma como contenido transversal al proyecto educativo. La bicicleta genera núcleos de interés pedagógico porque es capaz de compartirse en varios sectores de la vida humana al mismo tiempo. En definitiva, la bicicleta logra iluminar cualquier rincón del aula. Su capacidad para convertirse en un modo de vivir propicia que sea incluyente y transforme cualquiera de las acciones del alumnado. Y no olvidemos que es una herramienta de atracción, capaz de quebrar cualquier problema de actitud o comportamiento de un estudiante.
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