La comunicación afectiva es uno de los procesos más poderosos que existen en el aula. Para que tenga resultados es necesaria una labor constante con el alumnado que nos permita alcanzar encuentros. La comunicación afectiva entiende la conversación a través de una amplia gama de emociones, sentimientos y vivencias. Esas áreas de trabajo con el alumno necesitan de tiempo y esfuerzo para que logren, pero una vez que se alcanzan generan los siguientes beneficios:

  • El intercambio de impresiones sobre la realidad.
  • Conocer, valorar y transmitir sentimientos que puedan tener un rol beneficioso en la pedagogía.
  • Ayudar a que el alumnado conozca sus sentimientos y entienda la necesidad de compartirlos.

Con el impulso de esta modalidad de comunicación lograremos que en el aula exista una atmósfera ideal para el desarrollo educativo. Cualquier herramienta puede ser válida. En este caso, os compartimos un cortometraje realizado por el director español Jorge Yúcide. En él se observa un conflicto entre una madre y un hijo que no se hablan desde hace dos años. La capacidad de mantener las ligaciones, a pesar del distanciamiento, permite a ambos protagonistas un acercamiento. Además, se observan algunas de las dificultades que trae consigo la comunicación afectiva:

  • La dificultad a la hora de poner nombre a lo que sentimos.
  • La importancia de tener un rol activo en la comunicación.
  • El miedo que podemos tener a la hora de iniciar la comunicación afectiva.

Os dejamos el cortometraje para que lo veáis. En Heúreka estamos seguros de que podréis utilizarlo en vuestras clases y mejorar la comunicación afectiva.