El Día Internacional de la Juventud es una jornada de reivindicación sobre los problemas más importantes que atraviesa la juventud en el mundo. Esta fecha es celebrada por la Organización de Naciones Unidas desde el año 2000 y es una forma de identificar los desafíos de la población denominada juvenil. Hablamos de aquellas personas que tienen entre 10 y 24 años que en la actualidad suman 1.800 millones en todo el mundo. Poner el foco en un único problema es muy difícil, pero también nos permite reconocer las problemáticas que se viven de forma global. Este año la protagonista es la educación inclusiva, uno de los elementos fundamentales de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.

El objetivo número 4 de la Agenda 2030 marca la necesidad de que los gobiernos “promuevan oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida para todos”. Ese para todos es ya un eje de cualquier sistema educativo de nuestro país. Sin embargo, existe un debate muy amplio en cuanto a la metodología idónea para llegar a cumplir este objetivo. La primera cuestión es la necesidad de superar el concepto de integración que ha sido la base del aprendizaje en las últimas décadas.

La escuela integradora se base en la perpetuación del modelo tradicional a la que se le sumen espacios para la diversidad. Es decir, se entiende que existen personas con capacidades diversas que deben recibir una atención educativa distinta. La escuela integradora se centra en las diferencias por encima de los elementos comunes del alumnado. Sin duda, para llegar a hablar de la educación inclusiva fue necesaria la visión de la educación integradora. Lo que también parece claro es que la educación se encamina a la inclusión y deja atrás una postura simplista como es la integración.

Las mejoras de la educación inclusiva

Es importante subrayar que la educación inclusiva abre la visión de la diversidad de las aulas. La variedad del alumnado no procede únicamente de sus capacidades. Existen elementos como el contexto socioeconómico de su infancia, el origen de sus familias, experiencias que han vivido o su propia visión de lo que le rodea que también forman parte de esa diversidad. Por eso la educación inclusiva es un modelo que persigue la transformación de la escuela en muchos aspectos.

La educación inclusiva significa un cambio total del modelo de aprendizaje porque deja atrás la idea de que existan unas personas con capacidades distintas que deban adaptarse al sistema ya creado. Por muy profesional y avanzado que sea el tratamiento educativo de estas personas, siempre van a sufrir el desplazamiento de encontrarse fuera de unas categorías previamente establecidas. Para entender mejor la diferencia veamos las diferencias principales de la inclusión y la integración en la siguiente infografía:

Las claves del modelo de la educación inclusiva

 

Proyectos para construir educación inclusiva: el Diseño Universal de Aprendizaje

En Heúreka nos gusta aterrizar el conocimiento teórico porque trabajamos con hechos y alumnos en la consecución de proyectos educativos. La inclusión es un elemento fundamental que tenemos en cuenta cuando diseñamos una de nuestras actividades. Una metodología muy efectiva para lograr la inclusión en las aulas es el Diseño Universal de Aprendizaje.

El Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) parte de la idea de que la diversidad es la regla y no la excepción. Todos somos diferentes y el modelo educativo se adaptará para aprovechar esas diferencias. Por eso, es fundamental que todos los actores de la comunidad educativa posean la mayor información de cada alumno. Así se logrará una educación inclusiva basada en tres puntos principales:

  • La representación: ¿qué aprender?
  • Motivación: ¿por qué aprender?
  • Acción y expresión: ¿cómo aprender?

El DUA plantea que las respuestas a estas preguntas siempre van a ser distintas entre los alumnos. La metodología y el contenido que proponga el docente buscarán la universalidad del aprendizaje porque es el alumno el que marca su ritmo y su interés, Dentro de unas pautas generales que el profesorado diseña, impulsa, coordina y revisa si es necesario.

Una transformación de fondo y forma

La educación inclusiva es un proceso que no tiene ni origen ni final. Porque cada alumno es una nueva oportunidad para mejorar el aprendizaje. También hemos visto que supone una ruptura total con el modelo tradicional en el que se especializan los casos donde existe la diversidad. Por último, el concepto de diversidad se transforma para convertirse en un elemento que se debe ver como lo normal y no como la excepción. ¿Estamos preparados para acometer por fin un futuro de educación inclusiva?