La educación post-pandemia ha venido para quedarse. Parece una idea obvia, lo sabemos. Pero se ha hablado tanto sobre la educación durante la epidemia que se nos olvida que todo pasará. «Todo irá bien» se decía, ¿no? ¿Y con la educación? En Heúreka pensamos que la educación post-pandemia no volverá a las estructuras desde las que se hundió a los infiernos de unos meses muy duros. Y lo fueron menos gracias a la magnífica labor de los docentes de todo el mundo. Y de la paciencia de los más pequeños, claro… Pero esa historia ya es pasada. La educación post-pandemia ha llegado y estas son las claves.

«No eres tú; soy yo»: la educación post-pandemia corta con nosotros

¿Quién no ha tenido rupturas sin esperarlo? ¿Quién no ha presenciado unas palabras de despedida justo cuando iba a declarar su amor incondicional? Está claro que el ser humano es desafortunado a la hora de medir los tiempos. Y con la educación le ha pasado lo mismo. Seamos honestos: la educación prepandémica no daba más de sí y nos ha dejado como el burro aquel amarrado en la puerta del baile. Se necesitaban cambios de raíz y ha sido la educación post-pandemia la que ha tomado la decisión. Porque la pandemia ha servido para avanzar por los siguientes senderos:

  • Los modelos híbridos: siempre que sea conveniente y posible, la educación debe abrirse paso a la semipresencialidad. La otra opción es lograr la ralentización en el movimiento de rotación del planeta para que los días tengan más horas. Sabemos que nuestros docentes son muy duchos en el noble arte de calcular, estirar y manejar el tiempo. Pero sería una verdadera quimera que consiguieran crearlo. Es por ello que la educación a distancia debe abrirse camino. Pero de forma seria, estructurada y planificada. Nada de buscar recursos debajo de las piedras para salvar el día.
  • Aulas al aire libre: la educación post-pandemia puede acercarse a un modelo mucho más amistoso con su entorno. Para ello deberá abandonar, en la medida de lo posible, esos enormes edificios de hormigón y barrotes que parecen sacados de un videoclip de Pink Floyd. Sabemos que el esfuerzo es mayúsculo por todo lo que supone en cuanto a recursos, atención y riesgos, pero se ha demostrado que los niños perciben mejor los contenidos y que se puede vincular de una forma más efectiva el juego con el aprendizaje.

Agenda 2030: ¿hay que rehacerla?

La agenda 2030 ha sufrido los embates del tiempo con un desgaste extraordinario. Siempre que se crea una lista con retos y desafíos con mucho tiempo por delante se corre el riesgo de que todo cambie antes de que podamos realizarlos. ¿O no os acordáis de la lista de cosas para hacer en cualquier nuevo año? Sin embargo, la agenda 2030 sí es una guía correcta para tratar de concentrar fuerzas en acuerdos más o menos consensuados. Por ello, la educación post-pandemia debería encontrar un espacio para que los desafíos en educación para el futuro no queden desfasados.

¡Ay! ¡Cuánto tiempo ha pasado en un año y medio de pandemia!