El informe PISA es la cita educativa más importante cada tres años. La publicación de sus resultados se expande por los medios de comunicación internacionales. Sus conclusiones afectan a la opinión que los ciudadanos de cada país tienen sobre la calidad de la educación, un asunto no baladí para la población mundial. Las sociedades observan a la educación como un termómetro de sí mismas y el informe PISA es el método que mejor combina con la vida actual. Porque deja titulares y clasificaciones en las que escalar o caer. La opinión pública se nutre de estos análisis cuantitativos y se produce una especie de lucha entre naciones. Una especie de «a ver quién es más listo». No obstante, a la hora de construir pedagogías esa pregunta es tan anacrónica como ineficaz. En esta entrada nos preguntamos cómo afecta el informe PISA a nuestros proyectos educativos y analizamos la distorsión que producen sus resultados.
Informe PISA: se vende algo que no se cumple
La OCDE, impulsora del informe PISA, siempre previene al lector de la misma forma: los resultados del informe PISA no analizan las escuelas o el sistema educativo. Entre otras causas para no hacerlo está la experiencia vital de cada estudiante o las prioridades de cada sistema educativo. A pesar de esta respetable apreciación, el informe PISA se desarrolla La educación y, por tanto, la escuela pública y sus profesores son puestos en el centro de la diana. Y con mal juicio, tal y como sostiene el sociólogo Julio Carabaña porque lo que mide no se enseña en las escuelas de nuestro país:
- Literacia: es un concepto de nueva creación que se refiere a la capacidad de entender y utilizar la información. Es una capacidad que no existe en las programaciones didácticas de nuestras aulas. Y, ¿qué ocurre cuando no estudiamos para un examen? Que el resultado no es satisfactorio. España nunca ha logrado destacar en el informe PISA, que analiza de forma cuantitativa el nivel de progreso de los niños de 15 años en matemáticas, ciencias y comprensión lectora.
La pedagogía que da puntos en el ranking del informe PISA
La literacia, por tanto, potencia la construcción de estudiantes adaptados a un mercado laboral cada vez más competitivo. ¿Cómo lo hace? A través de la normalización de sus capacidades y la generación de trabajadores adecuados para los puestos de trabajo. El problema de este sistema es la composición de un alumnado sin excesiva capacidad crítica. En Heúreka nos preguntamos cómo podemos crear proyectos educativos adaptados a los requerimientos del informe PISA. Pero que mantengan la esencia reflexiva del alumnado. La respuesta puede estar en replicar algunas de las medidas que han tomado aquellos países que lograron un buen ranking en el informe PISA.
- El Aprendizaje Activo es la pedagogía que triunfa entre los países más destacados. Naciones tan dispares socioeconómicamente como Estonia, Finlandia o Singapur han logrado han destacado en varias ediciones de este estudio. Lo que les une es el interés por impulsar la creatividad y la generación de soluciones entre el alumnado.
Creatividad para escalar puestos
Aunque la competitividad no debe ser el camino marcado por un sistema educativo, el informe PISA cambia las políticas educativas. Los nuevos responsables de la materia deberían fijarse en los dos pilares de los países más valorados por el informe PISA: creatividad y mayor flexibilidad para el profesor.
Estonia presenta un Producto Interno Bruto per cápita de casi 10.000 euros menor que el de España. Esa cifra demuestra que los ingresos de los ciudadanos no son fundamentales para el nivel educativo de sus jóvenes. Sus buenos resultados derivan de una programación didáctica flexible. Los profesores pueden modificar contenidos y metodologías.
Finlandia, otro de los países que triunfan en el informe PISA ha basado su éxito educativo en la transmisión de responsabilidad al alumnado. Los estudiantes son consultados a menudo para conocer sus intereses. Después las materias se adaptan a esas preferencias. De esa forma se consigue una mayor identificación del alumno con su aprendizaje.
No obstante, ya sabemos que hay caminos diferentes para llegar al mismo lugar. China ha logrado el éxito a base de un sistema educativo estricto, exigente y criticado. Las nuevas metodologías tratan de evitar la memorización como base del aprendizaje. China obvia estas nuevas tendencias globales y apuesta por la presión en sus aulas. Las horas de estudio, incluyendo las lectivas, superan con creces las 50 horas.
El equilibrio perfecto es la cuadratura del círculo
Con este escenario la labor de cualquier persona que impulsa un proyecto educativo es propia de un equilibrista. La responsabilidad sobre los alumnos debe combinarse con programaciones flexibles y que permitan el cambio. Porque son los docentes los que tienen la preparación necesaria para utilizar la mejor metodología según las circunstancias. Tenemos mucho trabajo por delante y en Heúreka estamos dispuestos a ayudarte.
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