La sincronización con el aula es ese unicornio blanco y melena púrpura. Ese ser imaginado que nunca aparece por más que nos digan que es real. Se utiliza para construir narraciones e imaginarios, pero por más que buscamos la forma de conseguir la sincronización con el aula de forma completa, siempre hay algo que se nos escapa. Pues bien, a partir de ahora podrá pasarnos lo mismo, pero la ciencia nos ofrece luces sobre su existencia. Porque un estudio publicado en la revista científica «Cell Reports» afirma que sí es posible. Concretamente, se puede sincronizar el ritmo cardíaco entre personas distintas si se viven las mismas experiencias. Si queréis saber algo más podéis encontrarlo aquí. Incluso la respiración. ¿Te imaginas las posibilidades en el aula?
La sincronización con el aula: ideas y peligros
Bien, una vez explicado de dónde venimos, en Heúreka nos hemos querido imaginar lo que supone este descubrimiento. En primer lugar os mostraremos algunas ideas según los experimentos que se describen:
- Hablar mucho con el alumnado: si no te escuchan, no pasa nada. Al parecer, a medida que el ritmo de las palabras se acompasa los corazones empiezan a latir de la misma forma. Y seguirá sin servir para nada, pero le darás la razón al experimento.
- Cuando estén muy alborotados, pon una canción de Franco Battiato en clase. Si no funciona con la primera, una segunda, una tercera y así sucesivamente. Hasta que lleguen al momento de paz por no comprender nada de los sonidos que escuchan. Totalmente confusos, todos juntos os pondréis a realizar operaciones matemáticas en la pizarra.
- Si, por el contrario, están muy calmados, pon una serie. Según este experimento vivir con atención las mismas experiencias, como puede ser una obra audiovisual, acerca los cuerpos y las mentes. Quizá todos empiecen a realizar análisis sintácticos con base en los diálogos. O quizá no. Pero habrás visto un capítulo de tu serie favorita y habrán estado callados un rato.
Ahora vamos con los peligros que encierra la sincronización con el aula que apunta este estudio:
- ¡Cuidado! El alumnado también puede usar este arma y ponerte canciones de trap de forma subliminal. Tu corazón albergará entonces una mezcla de alegría juvenil y ganas de salir con tu Seat Ibiza del 2008 y el brazo fuera de la ventanilla. Para el yate no te da el salario, lo sabemos.
- Si el alumnado es largo de mollera y es primera hora puede ponerte una lenta de Handel. Seguro que se alían con el de música para encontrar la más lenta. Y acabarás durmiéndote en la silla y con tu foto como meme viral en todos los colegios de España.
Os dejamos este post con una pizca de alegría para avanzar en este septiembre repleto de ilusión, ¡pero de mucho trabajito!
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